viernes, 6 de septiembre de 2013

BUSCANDO TENER LOS OJOS DE DIOS - PARTE 2


                                                 
                                    2° Parte (Ultima)

Cita: Filipenses 2:1 “La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús”

Los que sirven a Dios piensan en su trabajo, no en lo que otros hacen. No comparan, critican ni compiten con otros que también sirven o tienen un ministerio. Están muy ocupados haciendo el trabajo que Dios les asigno. La competencia entre los que sirven a Dios es ilógica por muchas razones: todos estamos en el mismo equipo; nuestra meta es complacer a Dios, no a nosotros mismos; tenemos distintas tareas y todos fuimos creados con cierta singularidad. Pablo dijo: No se comparen unos con otros, como si uno de ustedes fuera mejor o peor que el otro. Tenemos mejores cosas que hacer en nuestras vidas. Cada uno de ustedes es un original (Gálatas 5:26). No hay lugar para celos mezquinos entre los que sirven. Cuando estas ocupado en servir no tienes tiempo para criticar; el tiempo que gastas en criticar a otros debes usarlo para ministrar.
Cuando Marta se quejo con Jesús de que María no la estaba ayudando con su trabajo, perdió su corazón de sierva.                          Los que sirven verdaderamente no se quejan de las injusticias, no viven lamentándose ni se resienten con quienes no están sirviendo. Solo confían en Dios y se mantienen sirviendo.                                   
No es nuestro trabajo evaluar a otros que también están sirviendo al Señor. La biblia dice: ¿Quién eres tú para criticar al siervo de otro? El Señor decidirá si su siervo ha hecho lo correcto (Romanos 14:4). Tampoco es nuestro trabajo defendernos de la crítica, deja que tu Señor lidie con eso. Sigue el ejemplo de Moisés, que mostró una verdadera humildad ante sus opositores; como Nehemías, cuya respuesta a las críticas fue simple: Estoy ocupado… Si bajara yo a reunirme con ustedes la obra se vería interrumpida (Nehemías 6:3). Si sirves como Jesús, puedes esperar ser criticado. El mundo, aun en las iglesias, no entienden lo que Dios valora en el servicio.

Uno de los actos más hermosos de amor mostrado por Jesús fue 
criticado por sus discípulos. María tomo lo más valioso que tenia, un perfume costoso, y lo vertió sobre Jesús. A tan esplendido servicio los discípulos lo llamaron: derroche, sin embargo, Jesús lo llamo una obra hermosa (Mateo 26:10) y eso es lo que importa. Tu servicio por Cristo nunca es considerado como una perdida aunque otros lo digan.

Los que sirven a Dios basan su identidad en Cristo. Dado que ellos recuerdan que fueron amados y aceptados por gracia, los que sirven no tienen que probar su merito. Voluntariamente aceptan tareas que otras personas, inseguras, consideran inferiores. Uno de los ejemplos más conmovedores de servicio es la imagen misma que Jesús muestra cuando les lava los pies a sus discípulos. Jesús sabia quien era El, de manera que la tarea no amenazaba su propia imagen. La biblia dice que Jesús sabia que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a El volvía; así que se levanto de la mesa, se quito el manto y se ato una toalla a la cintura (Juan 13:3-4)                                                       

Si pensás servir, debes tener muy definida tu identidad en Cristo. 
Solo las personas seguras pueden servir, las inseguras siempre se preocupan de cómo pueden ser vistos por los demás. Temen manifestar sus debilidades y ocultan, bajo mantos protectores, su orgullo y pretensión.                                                           
  Cuando basas tu valor y tu identidad en tu relación con Cristo, te liberas de las expectativas de otros, y eso te permite servir con lo mejor de vos.

Los que sirven a Dios piensan en el ministerio como una oportunidad, no como una obligación. Disfrutan ayudando a la gente, supliendo sus necesidades y realizando su ministerio. Sirven al Señor con regocijo (Salmos 100:2) ¿Por qué lo hacen con regocijo? Porque aman al Señor y están agradecidos por su favor; saben que servir es el mejor uso que pueden darle a su vida y que Dios ha prometido recompensarlos. Jesús dijo: A quien me sirva, mi padre lo honrara (Juan 12:26). Pablo, por su parte, afirmo: porque Dios no es injusto como para olvidarse de las obras y del amor que, para su gloria, ustedes han mostrado sirviendo a los santos, como lo siguen haciendo (Hebreos 6:10).

Punto de reflexión: Para ser siervo debo pensar como siervo.


Pregunta para considerar: ¿Me preocupo más por ser servido que por servir a otros?